20 ene 2011

EMILIO PEDRO GÓMEZ (2)

Bajo su techo no viven maletas
el ansia de escapar se desvanece.
Afuera a cada instante
comienza el fin del mundo,
adentro arranca
el primordial camino de la tierra.

¿Una verdad para vivir
o un interior del que manar?
En las vigas desnudas
narran sus cicatrices el pasado
vuela el puro presente del espejo
prevalece un futuro de preguntas abiertas
leyendo el horizonte al ventanal.

Qué caudal de habitable transparencia
qué lujo de humildad
que conjura de sed para colmarse
en el “ah de las cosas”.

Si abre sus puertas cunden los amigos
se anuncia una borrasca de alegría
vuela hacia adentro
un bando de traslúcidos gorriones
big bang de las manos tendidas
en mutuo desatarnos al humor.
El tú hecho nosotros
devuelve un yo multiplicado:
compartir que acrecienta lo que das.

Mas si alguna vez sufro de estar solo
me visita por dentro
acompaña mi no saber acompañarme.
Tose la estufa
regaña mi descuido con bondad
la llama que crepita
puntea de motivos el silencio
desamuebla mi culpa
cuelga de la pared un cielo abierto
por el que me arroja al exterior.
Y entonces esta casa
da al sitio en donde quiero estar.

San Martín de Veri, 7-enero-2011
Fotografias de Maribel Poc

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