Foto:Rafael Asín |
Paseo bajo el cimborrio.
Dulces me abrazan las grisallas
y las vidrieras policromadas acuestan
en mi pelo reflejos de arcoiris.
Mis pupilas son plenilunios negros
que galopan hacia dentro e imaginan
manticoras y centauros lascivos
frente al púlpito.
Mis dedos inconscientes
acarician esfinges implacables
que una vez -hace tiempo-
ya me hicieron la pregunta de Edipo.
Escucho a la guía hablar
sobre el pagano Eros,
y me pierdo contigo
entre voluptuosas figuras
que evocan el amor, adormecida,
en el vaivén de tus manos -allá en lo alto-
en las pechinas que simulan ser vieiras
y sólo atiendo al viejo instinto
de los sentidos que me inflama.
(Domingo 31 de Julio (catedral de Tarazona)
3 comentarios:
Como me quedo ¡ De piedra!. Que pedazo de poema. Y de mi catedral.
Si no te importa lo cojo para mi face y lo voy a etiquetar a Tarazona Monumental Besos guapa.
Muchas gracias Milagros, ya te dije que me pareció una joya tu catedral y Tarazona en general. Este lo escribí por la tarde, arriba en la antigua hospedería del Moncayo, bueno, ese y cuatro más, el paisaje era muy, muy inspirador...
Un abrazo
Tus palabras e imágenes se mezclan con las piedras, y compartes con todos nosotros la historia, el arte y todos tus sentimientos.
Muchas gracias por el poema.
Ana
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